Pues nada, de nuevo me he perdido por internete y recordé que Leila Milà, gran amiga y escritora forma parte del equipo de el blog:
Me puse a mirar y mirar, sentí la curiosidad de leer algo rápido y justo dí con "HAMBRE" un relato suyo el cual me ha encantado.
"HAMBRE" relato de Leila Milà |
Es un relato corto que hace que te suba los voltios y muy fácil de leer. Tiene esa chispa graciosa que Leila pone en todo lo que escribe y su toque romántico. No sé... a mi personalmente me ha gustado podría deciros mas cosas pero prefiero que lo leáis y me cometéis que os pareció.
Un saludo y feliz jueves
Lou G.
HAMBRE
Cayeron ambos sobre la cama sin dejar de besarse con frenesí, las manos se perdían buscando piel, acariciando, arañando, deslizándose más allá de lo legal. Alyn tomó una buena bocanada de aire a la que la boca de su acompañante liberó sus labios, a pesar de que los dientes masculinos tiraban del tierno y carnoso labio inferior. Presionó la palma sobre su fuerte pecho musculado a base de horas de gimnasio, y lo miró con una sonrisa echándose el cabello que caía sobre ellos, atrás. Él hizo intención de regresar a por su boca y devorarla mientras sus manos amasaban su trasero.
—Espera, espera un momento —rió viendo como se afanaba en quitarle la blusa —¿Tienes un condón?
—Pero si tomas la píldora —dijo liberando uno de los senos.
Aplicó su boca alrededor del pezón y tres recorrer la aureola con la lengua pellizcó la rosada cima con los dientes. Alyn dio un respingo dejando escapar un leve jadeo.
—Existe algo llamado ETS, Clay.
—Vaya, al menos ya se que no eres una descerebrada —medio rió volviendo a sus que haceres, temía su atención fija en seguir descubriendo su cuerpo.
—Hablo en serio, no se donde a estado metida “tu cosita”.
—¿Cosita? Perdona, se muy bien donde meto mi polla —.Volvió a atraerla hacia él que ya se había desabotonado el pantalón y le subía la falda.
—Clay, sin goma no hay tema.
—Nena, sabías muy bien a que veníamos al traerme a tu habitación, no me jodas.
Alyn se cruzó de brazos, seria, antes de darle un manotazo para que dejase sus bragas quietas.
—¿Tanto te cuesta ponerte uno?
—Me hacen daño.
—Esa es la excusa más vieja y penosa que he oído jamás.
—Es cierto, si terminó con una herida en mi amiguita por tu culpa ya hablaremos —.La atrajo hacia él haciendo que ella le rodease el cuello gracias a su sonrisa convincente de chico malo.
Clay le pasó una mano tras la nuca, haciendo que bajase la cabeza y volvió a besarla con ansia, medio incorporándose para poder hacer caer los pantalones, tiró del brazo femenino y Alyn se encontró de golpe con un mástil frente a los ojos.
—¿Entonces que, lo hicisteis o no? —.Insistió Camile apremiándola a acelerar la historia, era impaciente por naturaleza y se ponía más nerviosa cuando su amiga del alma se recreaba a la hora de contarle sus historias.
Alyn resopló perdiendo el hilo del relato, y se recostó contra el respaldo de la silla mirándola con un puchero, sin soltar el vaso de refresco que tenía entre las manos, refrescándola un poco del asfixiante calor de agosto de aquel destino estival.
—No, resultó ser un capullo y le quitas toda la gracia al asunto. Te lo estaba contando.
—Es que te vas por las ramas y ya sabes que me pones histérica.
—¿Quién era un capullo?, Camile.
Alyn no pudo creerlo, esa voz, ese condenado tono que erizaba y electrificaba cada terminación de su cuerpo no era ninguna febril imaginación de su mente, sino que provenía de su espalda. Él estaba allí, el hombre que rompió en pedazos su mundo y puso patas arriba su existencia dejándole el corazón tambaleando. El único que había sido capaz de trastocar cada pensamiento coherente que tenía haciéndola disfrutar de la vida, y desear mucho más que su calor, estaba allí.
Tragó sin poderlo evitar controlando la furia y dio un sorbo de su bebida, aspirando con fuerza a través de la pajita al tiempo que cerraba los ojos.
—Jaciel, cuanto tiempo —Camile sonrió forzada, estaba en shock.
—Alyn —.La saludó, su tono oscuro, sensual y aterciopelado se coló por cada parte de su cuerpo acariciándola.
Haciéndola estallar así que, despacio, giró la cabeza para poder verle sin estar preparada para lo que encontró. Seguía tan arrebatador como siempre, su cabello negro y corto atrapando la luz del despiadado sol que se colaba en el garito; cortó, despeinado, sus facciones marcadas y masculinas, los labios ardientes, curvados en esa arrogante sonrisa irreverente, su cuerpo duro y fuerte, su altura deliciosa y esa mirada depredadora, hambrienta…
No lo pudo evitar, se levantó en un arrebato y estalló, toda la indiferencia que había planeado demostrar, se evaporó como un trozo de hielo lanzado a la parrilla, y sus puños impactaron contra su pecho sin clemencia.
—¡Maldito cabrón! ¡¿Cómo te atreves siquiera a aparecer?! ¡Desapareciste!
—Calma fiera, parece que tu mala leche a aumentado —.Le cogito las muñecas haciendo que ella se revolviese y terminase atrapada contra él de espaldas, resollando y con un mechón cayéndole sobre la frente, que Alyn intentó apartar resoplando.
Hizo fuerza pero lo único que consiguió fue que Jaciel la pegase más a su cuerpo haciéndole sentir cada centímetro de músculo y poderío. Podía sentir su entrepierna presionando contra sus nalgas y el calor la inundó, sus mejillas se incendiaron y notó como se humedecía sin poderlo evitar, Su cuerpo le recordaba demasiado bien.
—¡Eso es culpa tuya! Tenía un plan perfecto planeado por si jamás volvía a cruzarme contigo.
—Ahora tengo curiosidad ¿qué planeó tu maquiavélica cabecita, indiferencia y fría naturalidad? Sigues estremeciéndote —murmuró eso junto a su oído haciendo que sisease.
—¡Vete al infierno!
—Ya estuve en él, tienes derecho a estar cabreada pero ni siquiera me has dado la oportunidad de explicarme.
—¡¿Para qué?! Te conozco bien, no me darías ninguna respuesta.
—Nunca has tenido muy buen tino con los hombres ¿cuál fue el afortunado, intentaste tirarte al rubiales? Sí, creo que encaja en tu tipo de canalla rebelde, sonrisa espectacular, aspecto de chulo seguro de si mismo, cuerpo trabajado… ¿qué pasó?
—¡Suéltame Jaciel! Suéltame de una vez —amenazó entre dientes.
Él torció la sonrisa de ese modo arrebatador mostrando su hilera de blancos dientes donde sobresalían unos armoniosos colmillos y la soltó. Alyn, que dejo de sentir la presión de su brazo contra su cuerpo, inhaló. Su corazón latía a mil por hora y a pesar de ser libre, parecía ser reticente de alejarse. Dio un paso inseguro, y apartándose el cabello se sentó en la mesa sin mirar a nadie del lugar, era incapaz.
Jaciel tomó asiento recogiendo la bolsa de había dejado caer al suelo, y que con anterioridad, había llevado atrás en el hombro antes de que Alyn lo “atacase”.
—No te hemos invitado a sentarte.
Él la ignoró divertido, haciendo una seña al camarero para que trajese otra ronda, más una cerveza para él. Una vez tubo el botellín bien frío en la mano, y las gotitas resbalando por el marronoso cristal, clavó sus grisáceos ojos en Alyn.
—Sigo esperando la continuación del relato ¿por qué no te lo follaste?
Alyn meneó la cabeza poniendo cara de exasperación, cruzó las piernas notando la incomoda humedad del bikini que llevaba debajo del liviano vestido de playa, y miró a su amiga.
—Al parecer no llevaba gorrito —Camile chasqueó la lengua centrándose en Jaciel haciendo como que no veía la mirada asesina que le lanzó Alyn, por su supuesta traición.
Su amiga parecía divertirse con la situación. Jaciel dio un trago del botellín atrapando la mirada de la otra, que se centro en sus labios y como el dorado líquido bajaba por su garganta al tragar haciendo que su nuez se moviese.
—¡Oh Dios! —pensó, se estaba muriendo por él, seguía deseándolo hasta rayar el dolor. Su sexo palpitaba necesitado, su piel estaba sensible y necesitada de su tacto.
Había pensado en él cada maldito día desde que apareció, y después se largo sin explicación.
—Eso no te impidió nunca hacértelo conmigo —.La miró resiguiendo su rostro.
No la perdía de vista, tanto se detenía en sus labios como estudiaba sus reacciones, la rapidez en como latía su pulso a través de la vena de su cuello, o el movimiento errático de su respiración que hacia subir y bajar su pecho, que se pegaba contra la tela, mientras el sudor se precipitaba de su cuello al canal de entre estos.
—Idiota —.Fijó sus dilatadas pupilas en él pensando en que era cierto. Con él no había tenido reparos ni límites, solo se había dejado arrastrar, no podía dejar de hacerlo porque le sentía por entero en su ser, era él y nadie más —Quizás deberías pararte a pensar porque —.Se cruzó de brazos a la defensiva, apartando los ojos.
—Porque eres para mi, estamos hechos para exterminarnos el uno al otro —.Pensó para sus adentros tragando otro trago de cerveza.
Las manos le cosquilleaban deseando volver a tocarla, quería tenderla sobre esa misma mesa y hundieres en ella, emborracharse con su olor, su esencia y su sabor adictivo. Esa mujer le había robado la cordura desde el primer instante en que sus cuerpos se tocaron por casualidad. Sus ojos lo estaban devorando con la misma ansia oscura que la suya, era imposible que nadie más sintiese la tensión que flotaba entre ambos, porque parecían a punto de arrancarse la ropa ahí mismo.
—Te largaste.
—Pero estoy aquí ahora.
—¿Y ya esta? Pura casualidad.
—Nada de casualidad —.Volvió a atrapar los ojos azules de su deidad particular, piel tersa, y cabello oscuro.
—Y ya esta ¿eso es todo, me ha de bastar? No pienso volver a caer en tus redes, me hiciste daño.
—Te advertí que no era lo mejor y no te importo.
—No más.
—Sigues sintiendo lo mismo.
—¿Y tú? Tanto da, no dejaré que vuelvas a destrozarme.
—¿Por eso ahora vas de caza, no? —.Miró al rubio que no los perdía de vista como un toro a punto de embestir, estaba furioso y dolido en su hombría, se veía a simple vista.
No había logrado meterse entre sus piernas y ahora otro estaba allí, junto a la que vapuleo su estatus y su cuenta. Estaba claro que nunca lo contaría, para él esa ficha ya se la había comido y si hablaba sería mal o para hacer lo que no pudo y ponerse medallas.
Conocía bien a los tipos como esos…
—Solo estás fingiendo divertirte y disfrutar la vida, cuando lo único que haces es destrozártela por joderme a mi.
—Esto no tiene nada que ver contigo, así que baja esos humos y deja de engordar tu ego. Es mi vida y con ella hago lo que quiero sin que te incumba, no tienes ningún derecho a venir aquí y encima hacerte el digno ¿a quién pretender engañar con ese sermón? A mi no desde luego —dijo molesta girándose en la silla para encararlo.
—Claro, te molestas porque no tengo razón ¿no?
Alyn lo fulminó, odiaba cuando hacia eso.
—A ver si lo entiendo, has regresado por ella pero ¿por qué te fuiste?
—¿Importa? Quizás quiera que me vaya —.Miró a la afectada al igual que hizo Camile.
—Lo hace si no eres sincero.
—Fue por trabajo Alyn pero ya no importa, esta solucionado.
—¿Y no podías decirlo?
—No, y es mejor que no sepas más por tu propia seguridad.
—Ahora me estás asustando.
—Tu decides, Alyn.
—¿Ahora pretendes que yo sea la mala? Esto es el colmo —.Se levantó dispuesta a irse, Camile la detuvo.
—¿Qué estás haciendo? Si sales por esa puerta te vas a arrepentir toda la vida, sigues hasta las trancas por él Alyn, es el hombre al que quieres. No importa que se fuera ni porque, esta aquí. Si vale, puede que no os conozcáis en el estricto sentido tradicional, pasasteis más tiempo en la cama que fuera de ella pero encajáis a la perfección. Te sacó de tu caparazón, desde que le viste fuiste tú de nuevo tras la muerte de los tuyos, te quitó el miedo.
Alyn se detuvo a mirarlo y no pudo evitar sentir lo mismo que la primera ver, el corazón se le disparó y el estomago se le encogió. Creía que se había enamorado de él nada más verlo, por su forma esquiva y reservada de ser, por su agresividad y ese aire de melancólico solitario así como de rebelde, sexy e indomable. Sí, era su chico malo y travieso y lo estaba deseando cosa mala.
—Ve con él —.Insistió Camile con una sonrisa reconfortante y su mano frotándole el brazo —estaré en la playa —.Le guiñó el ojo y salió despidiéndose con un gesto de la mano de Jaciel, que se lo devolvió.
Alyn inspiró y despacio, se acercó hasta la mesa que ocupaban. Se detuvo frente a él que le puso las manso en las caderas dejando caer la frente sobre su vientre, y ella le rodeó la nuca hundiendo los dedos entre su cabello.
—Te he echado de menos y será mejor que esta vez vaya en serio, tenemos mucho con lo que ponernos al día.
—No lo dudes —sonrió levantándose al tiempo que cogía a Alyn que saltó sobre él colgándosele del cuello y cintura.
Retrocedió hasta la pared sin apartar los ojos de ella y fue a por sus labios, hambriento, estaba hambriento de ella. Llevaba muriendo de hambre desde que tuvo que irse y los dedos de ella parecían sentir la misma ansia porque tiraban de la ropa con premura.
—Así no llegamos ¿baño? —propuso.
Alyn asintió fundiéndose de nuevo en el beso prohibido que la dejaba mareada y temblorosa. Escuchó como la puerta se cerraba tras moverse, y como la tela que cubría su sexo desaparecía y era invadida por él que la medio recostó en el mármol empujando, echó atrás la cabeza entreabriendo los labios y cerró los ojos cuando sintió los labios de Jaciel trazar un camino ascendente por su yugular.
Por fin estaban donde quería estar.
Leila
Muchas gracias corazón, tanto hacerte eco del relato como del blog. Me alegro mucho de que te gustara chiki, gracias también por regalarme una sonrisa este día. Muaks
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